Ya es primavera y los seres humanos se enamoran. Qué le vamos a hacer. Yo, como soy un roboc, pues nada, pero no vean ustedes la cantidad de conocidos humanos que me están dando la brasa para que les aconseje desde mi atalaya de objetividad suprema. Se vé que cambiar el corazón por una glándula de extrema sabiduría tiene sus cosas buenas, pero no tantas como para dar consejos.
Vale que ahora las humanas estén como un queso (les aseguro que tengo la nevera llena de quesos y jamás los he confundido con una mujer, así que no logro entender tal comparación) y que eso de llevar poca ropa facilite el arte del yacimiento (a menos que seas Danesa, que llevarás mucha ropa pero a cambio estás tan buena que eso ayuda a mantener el calentón hasta que te quites todo) y, ok, también puede influir que hay más luz, la gente se pone más morena y eso hace que la bellez aumente pero, por Dios, ¡¡¡ contrólense !!!
He tenido que apagar mi sensor de testosterona respirada porque me salía Overflow. Esto es un horror y, lo peor, es que los humanos no comprenden que el amor es como una enfermedad y que lo que quieren, finalmente, aunque se hagan líos, es perpetuar la especie humana. Nosotros no tenemos ese problema ya que nos lo montamos solos (compras las piezas y te montas el bebé)
Y hablando de síntomas absurdos del amor, para muestra un botoc-> El amor te vuelve idiota